Pongámosle que un canario muerto gana las elecciones en la ciudad de Buenos Aires. Entonces, el día de la asunción, tiran al canario muerto dentro del despacho del Jefe de gobierno, pues, el canario muerto ES el jefe de gobierno. A continuación, según pasa el tiempo de su gestión, el canario se pudre, sus plumas se caen y al cabo de cuatro años es un conjunto de huesos. En la ciudad no ha hecho nada, pues un canario nada puede hacer y menos si está muerto. Pero si vemos el lado positivo, el canario muerto tampoco puede hacer nada malo, ni ineficáz, ni perverso, ni inútil, pues, además de ser un canario, está muerto.
¿Qué queremos decir con esto? Pues que un canario muerto haría una mejor gestión de gobierno en la ciudad de Buenos Aires que Mauricio Macri. Porque en su gestión, no sólo es grave todo lo que prometió y que no hizo, sino que lo poco que hizo y por lo que va a ser tristemente recordado, lo hizo perversamente mal, gastando el dinero de todos los porteños. Bicisendas que no van hacia ningún lado y entorpecen el tránsito, las calamidades en el teatro Colón, el cambio de sentido de calles y avenidas hecho sin ningún reparo que le ha costado la vida a decenas de peatones, una policía siniestra, una bicisenda para colectivos (metrobus) y... nada más...
Por eso, este domingo 10 de julio, antes que a Macri, votá a un canario muerto.
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